martes, 4 de enero de 2011

José Antonio Crespo 2010 y 2011: Balance y perspectivas


A Héctor Mendoza, mordaz dramaturgo, innovador director teatral y gran ser humano.
Al finalizar 2009, Felipe Calderón lo catalogó como “el año que vivimos en peligro”. Escribí entonces que, desafortunadamente, no sólo ese año debía considerarse como tal, sino todo el sexenio; “el sexenio que vivimos en peligro”. 2010 resultó peor que 2009 en más de un sentido. A) En seguridad —que es el sello de este gobierno por voluntad de Calderón— se registraron 13 mil muertes vinculadas al crimen organizado, casi la mitad de los 30 mil contabilizados en este gobierno. En todo el sexenio de Vicente Fox, la cifra de narcomuertes fue de 9 mil. Eso habla de la escalada de la violencia que, de continuar como va, generará este año de 15 a 20 mil nuevas víctimas. Las instituciones de seguridad y justicia no tienen el nivel de solidez y eficacia requerido para alcanzar los objetivos de esta estrategia, murió un candidato a gobernador, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos señala en su último informe que, durante los gobiernos panistas, la violación a las garantías individuales creció de manera inquietante: delinquen “desde el Presidente de la República hasta los soldados rasos, y ninguno ha sido llevado a juicio… Todo el país está inmerso dentro de esta cadena de impunidad”. El año remató con el asesinato de la activista Marisela Escobedo y la fuga de 150 reos de un penal de Nuevo Laredo. Ante la espectacular escapatoria, se pregunta Felipe en entrevista radiofónica, “Así, ¿cuándo vamos a acabar?” (20/dic/10). La respuesta es evidente: nunca. Es algo de lo mucho que debió prever Calderón antes de lanzar su improvisada estrategia contra los capos sin planeación, sin reformas ni amarres institucionales, sin consensos políticos, sin claridad de rumbo, sin objetivos precisos.
B) Se celebró el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución con más fastos que obras públicas o reflexión sobre el rumbo que México debiera seguir en su futuro inmediato; 200 años sin concretar el programa socioeconómico de los insurgentes, ni los revolucionarios. Hubo gastos excesivos y despilfarro en las celebraciones, cuyos detalles conoceremos pronto, según ordenó el IFAI, y se podrá ver cuánto dinero fue desviado para fines ilegítimos (sería rarísimo que no hubiera habido corrupción en este rubro, cuando la hay en todos). Aunque por otro lado, el IFAI fue debilitado este año por el propio gobierno federal, al designar autoridades por encima del Instituto y por fuera de la ley. Un duro golpe a la transparencia.
C) El temido estallido social de 2010, que cumpliría una puntual cábala histórica, no tuvo lugar, lo cual no significa que en los años venideros, y ante el acelerado deterioro institucional y político, no pudiera ocurrir. En todo caso, la cara de la guerrilla, aparentemente, afloró con el secuestro de Diego Fernández de Cevallos, cuyas declaraciones avalan el carácter ideológico–social de la organización armada que lo plagió.
D) En materia electoral, de 12 elecciones a gobernador, el PRI recuperó tres gobiernos (Zacatecas, Aguascalientes y Tlaxcala) y perdió tres (Oaxaca, Puebla y Sinaloa). La figura del año fue la controvertida coalición PAN y PRD, que logró evitar un carro completo priísta en tres de los cinco estados donde contendió (si bien Hidalgo permanece pendiente en el TEPJF). Tales coaliciones demostraron que al elector cansado del PRI le importó poco la incongruencia ideológica y optó por la estrategia de provocar una alternancia donde no la había en 80 años. De ahí que se siga explorando la fórmula para aplicarla al estado de México, aunque PAN y PRD amenazan con no participar ante lo que consideran gran inequidad en la cancha y la parcialidad de cuatro (de siete) consejeros electorales, algo que vuelve a ser cotidiano en nuestros comicios.
E) En materia económica, el país sigue a la zaga del resto del subcontinente, pese a que la crisis mundial se nos presentó como una gripa para la cual estábamos mejor preparados que ningún otro país latinoamericano. El desempleo bajo los gobiernos panistas ha crecido en 333%, según la Encuesta Nacional de la Ocupación y el Empleo. No pasará, pues, Felipe a la historia como “el presidente del empleo”… sino como el “presidente de la inseguridad y la violencia”.
cres5501@hotmail.com
Investigador del CIDE

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