Andrés Manuel López Obrador se reunió ayer con la Asociación Interdisciplinaria de Juristas de México, en el Club de Banqueros del Distrito Federal, para convocar a un constituyente que elabore una CARTILLA MORAL pues considera que el problema de México no es nada más la falta de bienes materiales sino también la pérdida de valores culturales, morales y espirituales. Y expresó que lo que motiva esa convocatoria es el respeto a los 136 artículos de nuestra Constitución.
A quienes han querido malinterpretar el concepto de República Amorosa, algunos comentaristas hasta con tono irónico, conviene recordarles que el amor también es respeto y que la falta de respeto a las leyes y a los ciudadanos de parte de quienes han gobernado el país, en los últimos 30 años, es lo que ha ocasionado esta crisis por la que atraviesa México.
Frente a abogados, jueces, magistrados, diputados federales y locales López Obrador expresó su respeto a la Constitución, a las leyes, a la división de poderes y especialmente a los derechos humanos.
Esto no es una promesa de campaña sino el reflejo de un comportamiento congruente y un proyecto definido para transformar, por el bien de todos, la vida pública del país.
López Obrador no comparte la idea autoritaria de que el poder de los poderes es el Ejecutivo, al contrario, cree en que el equilibrio de poderes es indispensable para mantener la armonía que hace muchos, muchísimos años, no vemos en los políticos que en vez de cumplir con su responsabilidad se dedican a difamar, descalificar y agredir sin fundamentos a quienes no piensan igual que ellos.
López Obrador recordó ayer que como jefe de Gobierno del Distrito Federal nunca se inmiscuyó en las resoluciones del Tribunal Superior de Justicia ni tampoco daba línea para el nombramiento de jueces y magistrados, y ofreció que respetará los derechos de los ciudadanos, la propiedad privada, la posesión de bienes obtenidos de manera lícita; la libertad y la vida, que es el más importante de los derechos humanos.
Dijo estar optimista, como lo estamos otra vez millones de mexicanos, porque podrá llevar a la práctica lo que establece la Constitución. Ya lo hizo como Jefe de Gobierno y por eso podemos creerle.
Nadie puede decir que ama a otro si no lo respeta, si pasa por encima de sus derechos y lo denigra. Así que no es posible creer que quienes no han respetado la Constitución y las leyes, que han violado los derechos humanos, rematado los bienes de la nación y maltratado al pueblo, digan que aman a México y que se han renovado. Los hechos hablan más que los discursos huecos de priístas y panistas.
Tenemos la oportunidad de transformar la vida pública del país y ser protagonistas de ese cambio
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